Porque Yo Jehová no Cambio

Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Malaquías 3:6
Nuestro Dios es inmutable, él no cambia y su palabra nos lo declara, veamos la siguiente historia. 

La vida de Shirley Mason fue documentada en la novela “Sybil”, de Flora Rheta Schreiber. Mason estudió en la universidad de Columbia y trabajaba como maestra sustituta. Ella sufría de muchas ansiedades y de un desorden emocional que no la dejaba tranquila, por lo que buscó a una psiquiatra llamada Cornelia Wilbur para recibir ayuda. Shirley parecía ir empeorando con el tiempo, su personalidad iba distorsionándose, al punto donde Shirley tenía múltiples personalidades, desarrollando 16 distintas.
Esto llegó a ser conocido como el “trastorno de personalidad múltiple”, aunque después llegó a ser nombrado “trastorno de identidad disociativo”. A veces su personalidad era la de una mujer enojada y violenta, luego era una pequeña niña temerosa, luego una mujer atractiva de origen francés, e incluso personalidades masculinas. Con el paso de los años, el caso de Shirley Mason estuvo lleno de controversias, hubo varias conjeturas de que Wilbur manipulaba a Mason, haciéndola creer que sufría de algo que ni siquiera existe.
No vamos a entrar en discusiones psicológicas, pero ¿te imaginas a un dios en este estilo? Que primero te diga que te ama y a la mañana siguiente te voltea el rostro con odio; que promete perdonar tus pecados, pero un día quebranta su promesa; que te llena de esperanza al decirte que estará contigo hasta el fin del mundo, pero luego de manera inesperada te abandona; que te asegura la vida eterna, pero cuando mueres cambia de opinión.
Un dios con personalidades múltiples, un dios en constante cambio, sería un dios en el que nadie podría confiar.

El Dios de la Palabra
El Dios verdadero se revela como inmutable. La inmutabilidad de Dios significa que Él no cambia en lo absoluto, ni para bien ni para mal; si pudiera cambiar para bien significaría que tiene carencias, y si cambiara para mal significaría que no es perfecto. Dios no está sujeto a ningún tipo de cambio o alteración, por eso solo Él puede decir: “Yo soy el que soy” (Éx. 3:14).
Pero el Señor no solo es inmutable en su ser o esencia, también lo es en sus propósitos (Sal. 33:11), perfecciones (Stg. 1:17), y promesas (Nm. 23:19; Hch. 13:23); en todo es el mismo por la eternidad. Sería imposible confiar y tener consuelo en un dios que cambia constantemente; Dios es inmutable, es digno de confianza. Nuestra confianza en Él puede ser tan sólida como una roca.

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